Lectorsillos

sábado, 5 de marzo de 2016

Como el viento

A veces pienso qué bueno que ya me voy a Montevideo y no veo más a nadie por al menos una semana. Pero después me calmo y me acuerdo que cuando estoy allá me quiero matar y entonces, se me pasa.
Yo nunca tengo ganas de llamar a nadie o de avisar que me voy o que vuelvo. Me gusta aparecer así sin más y que nadie se vea ofendido por ello. Claro que, las cosas no siempre salen como yo quiero, y con "no siempre" me refiero a nunca, jamás, en toda la jodida existencia, algo salió como yo quise. Nunca eh, nunca.
Voy y vengo, me vuelvo a ir y retorno otra vez. Este tiempo me vi siendo más nómade que lo que fueron nuestros antepasados allá por el quién sabe cúanto antes de Cristo. Un rato en un lugar, me aburro y me voy, guardo el resto de mis cosas las cuales ni la cuarta parte realmente importa y entonces me muevo a otro lugar. Así estoy ladeando en una dirección y en otra, yendo y viniendo constantemente; y aún así, todavía no me encuentro.
Viento, eso me siento. A veces soplo, a veces no, a veces hielo o incinero. Así soy. Puedo darte en la cara y no me ves, porque soy transparente pero me siento, o eso al menos quiero creer.
La mayor parte de los días no hay viento, ¿verdad?. Bueno, así yo tampoco estoy. O estoy y no me muestro que quizás eso justamente es lo que hace él. Aparece sin ser notado, desaparecer y no dejar huellas o estar siempre quieto, expectante y que tampoco nadie sepa de su existencia, así somos él y yo.
Conmigo, ventosa, hay medias tintas en todos lados, por mucho que las deteste y las niegue contra mi más recóndito ser. Aunque más que medias tintas a veces no queda ni el tintero, lo tiro impetuosa y sin fijarme y tomo un camino: elijo toda la tinta derramada o me quedo con el medio vaso -en este caso tintero- vacío. Y ahí sí, se acabaron las mitades, las medias tintas,  y todo lo demás. Quedan las lapiceras inútiles y hay que empezar de nuevo.
Y como inestable por definición, ventosa de alma, me fugo todo el tiempo. Sigo sin más, buscando un nuevo lugar, hasta que quizás en un punto ya no haya a donde fugarse y me vea presa de mi propio espacio, sólo así entonces tenga que enfrentarme a mí y ya sabemos que eso no puede terminar del todo bien...

No hay comentarios: