Lectorsillos

sábado, 16 de mayo de 2020

El pozo

Que del orto se ve que estoy que necesito pensarte al menos una vez. Buscando recuerdos que nunca fueron, buscando ese momento de paz en un abrazo, pensando que después de eso no había nada más, que no había nada en el mundo que un abrazo tuyo no solucionara.
Pero nada de eso era verdad. Todo estaba en mi cabeza. Nunca fue verdad, nunca me abrazaste con amor. Nunca nada estuvo bien. Nunca había paz.
¿Por qué bloqueo los recuerdos?, ¿por qué elijo recordarte de una manera que no existió?, ¿habrás sido bueno alguna vez conmigo?, ¿o siempre me mentías?, ¿qué pensabas cuando pensabas en mí?, ¿qué veías en mí?, ¿me veías?.
Tampoco tengo muy claro qué me pasaba a mí. Bueno no era, eso seguro. ¿Se puede estar en el pozo?, ¿se puede salir de ahí?, ¿qué es el pozo?, ¿será que nos inventamos nuestro propio pozo, ese lugar recóndito, secreto, que no le contamos a nadie y que nos ahoga, que nos encierra y a la vez nos protege, que nos hace bien y mal?, ¿por qué se siente tan bien estar ahí dentro, y por qué se siente tan mal a la vez?, ¿cómo hice? ¿cómo hice para cavar ese pozo y meterme adentro?, ¿cómo terminé en el pozo?.
El pozo... mi pozo... ¿estás ahí todavía? creo que quiero volver, y sentirme resguardada en la oscuridad de tus paredes, amalgamarme con el barro de tu fondo. ¿Podré volver? ¿entro? ¿hay lugar todavía para mí?. Voy caminando hacia vos, mi pozo, ese lugar que me escondió tanto tiempo.