No quiero que me hablen, no me interesa lo que dicen. No quiero escuchar. No quiero que me miren, al fin y al cabo no me interesa lo que piensan o dejan de pensar.
Me quiero ir de este pueblo y no volver nunca más en mi vida. No es que me haya pasado algo malo acá, ni que no me sienta pueblerina, simplemente siento que mi ciclo acá ya terminó. Fue una etapa y necesita cerrarse para poder seguir adelante.
No quiero hablar con nadie, me molesta tanto todo. A veces -la mayoría de las veces- quisiera ser solo yo en el mundo. Ver, verme, entender.
Me siento estéril de sensaciones. No siento nada, completamente nada. Como dije antes en otra entrada, nada me alegra, nada me enoja, nada.
Quisiera preocuparme, un poco al menos por algo más que por mí pero no puedo. Y ni siquiera estoy segura de preocuparme por mi tampoco. No sé que pasa que no puedo y no me molesta no poder hacerlo.
Creo que soy mala, y no me molesta. No me molesta hablarte mal, al fin y al cabo no me importa lo que vayas a decir ni hoy ni en mucho tiempo, supongo.
Soy demasiado complicada y no me parece mal. Soy así.
Creo que hay gente que está destinada a vivir así sin más, ahí, más que viviendo sobreviviendo. Me parece aunque por mucho no quiera, que pertenezco a ese grupo.
No sé qué estoy haciendo, no sé que voy a hacer. No lo sé. Por ahora, resistir.
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